Cómo el crecimiento urbano ha cercado los Aeropuertos y aeródromos del país
Santiago, La Serena y Concepción son algunas de los ciudades que presentan este problema. A seis años de la tragedia de Tobalaba, este aeródromo es el mejor ejemplo del crecimiento urbano.
por C. Vásquez y V. Mery, Santiago - 02/03/2014 - 03:10
Fue un 27 de febrero de 2008 cuando ocurrió la tragedia. La avioneta había despegado a las 9.44 desde el aeródromo de Tobalaba en un vuelo de instrucción, pero sólo un minuto duró el viaje, ya que se precipitó sobre una multicancha, muriendo sus seis tripulantes y siete personas que se encontraban practicando aeróbica en el recinto de la municipalidad de Peñalolén.
A seis años del accidente, la causa legal aún se mantiene abierta en el 27º Juzgado Civil. Según detalló el abogado Alfredo Morgado, quien representa a algunas de las familias, “la responsabilidad es del Estado, en mérito de que la causa está relacionada a una maniobra imprudente del piloto”.
Pero el problema va más allá, debido a que el aeródromo quedó en medio de la ciudad. La alcaldesa de Peñalolén, Carolina Leitao, sostiene que, “lo mejor es que se le busque un nuevo emplazamiento”.
Según recuerda Francisco Miranda, padre de una de las víctimas del accidente, “cuando se hizo el aeródromo el lugar era más campestre, ahora hay mucha población, por eso hay que sacarlo de estos lados para que no vuelva a suceder la misma tragedia”.
Pero, ¿el problema es el aeródromo o que se haya permitido construir en sus alrededores? Actualmente, el Código Aeronáutico relativo a las “zonas de protección de la infraestructura aeronáutica”, se refiere exclusivamente a limitar las alturas de las construcciones. En este sentido, la Dirección General de Aeronáutica Civil (DGAC) plantea la necesidad de que los instrumentos de planificación urbana (planos reguladores), consideren además “zonas de expansión o protección aeroportuaria”, con el propósito de garantizar los terrenos aledaños que permiten sustentar el crecimiento del transporte aéreo.
Al respecto, Ricardo Gutiérrez, secretario general de la DGAC, explica que Tobalaba no es el único aeródromo en esta situación, ya que el recinto de La Serena “no puede crecer ni un sólo centímetro”, dice. Algo similar está pasando en el Aeropuerto Arturo Merino Benítez, en Pudahuel, cuyo crecimiento urbano se está acercando cada vez más al recinto. Lo mismo ocurre en Curicó y Concepción, que si llegara a necesitar ampliar su pista o construir otras, no habría hacia dónde.
“La solución pasa por no permitir la construcción de proyectos inmobiliarios en las cercanías a los aeropuertos”, explica Louis de Grange, académico de la Universidad Diego Portales, quien agrega que “las autoridades comunales no han sido estrictas en este sentido”. Además, acusa que no ha existido planificación urbana: “Cada ministerio, históricamente, ha funcionado de manera autónoma e independiente (Vivienda, Transporte y OO.PP.)”.
Por su parte, Gutiérrez destaca la importancia de aeródromos, como los de Tobalaba y Curicó, ante catástrofes y emergencias.
En el caso de Tobalaba, tras el accidente se comenzó a trabajar un recinto que absorbiera gran porcentaje de los vuelos. El elegido fue Peldehue, en Colina, cuyo proyecto está en la Dirección de Presupuestos sin que aún exista claridad sobre el inicio de las obras.
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