Un buen aterrizaje es producto de una buena aproximación. Una buena aproximación es volar una aproximación estabilizada, es decir mantener un régimen de descenso constante hacia la pista, manteniendo una trayectoria de vuelo, o sea estar corrigiendo la deriva, manteniendo un buen angulo de planeo.
En este caso para mantener un buen régimen de descenso durante la fase de aproximación habrá que tener en cuenta la velocidad terrestre y de acuerdo a ello se podrá obtener el régimen de descenso.
Por ejemplo si la velocidad de la aeronave es de 80 nudos durante la aproximación deberá esta multiplicarse por 5 y se obtiene el régimen de descenso, que en este caso es de 400 pies por minuto.
Si percibo que estoy desarrollando mucha velocidad durante la aproximación, o me encuentro muy alto o percibo que voy a tocar ruedas mas allá del primer tercio de pista, entonces se tiene que tomar la decisión de arremeter o pasar de largo.
Esta maniobra deberá ser oportuna y realizarse con el tiempo suficiente. Asimismo, esta maniobra se debe practicar como una maniobra habitual.
Un buen aterrizaje no siempre es aquella maniobra que se toca la pista con suavidad, lo mas importante es a veces aterrizar en forma positiva y luego controlar la aeronave en pista.
Dependiendo del viento reinante, se analizará la cantidad de flap a utilizar durante la aproximación.
Dependiendo del viento reinante, se analizará la cantidad de flap a utilizar durante la aproximación.
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