Es evidente que la actividad de vuelo influirá en la alimentación que debe tener un piloto.
Las desviaciones, como exceso o insuficiente alimentación pueden tener consecuencias desfavorables en la labor de pilotos aéreos.
El no comer o hacerlo de manera irregular durante largos periodos, puede producir fatiga lo que conlleva a los errores humanos, lo que produce una inseguridad en el vuelo.
Por ejemplo, la poca alimentación antes o durante el vuelo puede conducir a situaciones de hipoglucemia (disminución del azúcar en sangre) que pueden provocar trastornos que repercutan en el trabajo del piloto.
La ideal ingesta alimentaria correspondería a un 60% hidratos carbono, 25% grasas, 15% proteínas.
Se recomienda a todos los pilotos la alimentación rica en hidratos de carbono, que proporciona la glucosa necesaria para el funcionamiento adecuado del sistema nervioso central y que produce una absorción lenta.
Además no volar en ayunas, ingerir alimentos de fácil digestión, evitar los formadores de gas y el vuelo después de comidas muy contundentes.
La sobrealimentación se debe evitar antes y durante el vuelo especialmente para prevenir la somnolencia y la formación de gases.
La toma de agua debe ser abundante especialmente si se suda mucho, y no se debe abusar de bebidas estimulantes (café y té).
Esto generará un trabajo más cómodo con menos molestias y menos posibilidades de riesgos.
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