domingo, 5 de diciembre de 2021

Camino a la mejora de la toma de decisiones en aviación


POR DAVID BERNAL RODRIGUEZ · PUBLICADA 17 MARZO, 2021 · ACTUALIZADO 18 MARZO, 2021


No siempre un momento de estrés es el detonante para tomar la decisión inadecuada, durante mucho tiempo se ha generalizado respecto a escenarios o momentos como detonadores de los errores humanos.

Para la Organización de la Aviación Civil Internacional (OACI) “las deficiencias en las prácticas de instrucción vigentes han sido factores que inciden en la mayoría de los accidentes de aviación” Por este y otros factores es que se ha determinado que la mayor causa de los accidentes aéreos es el factor humano.

¿Es posible mejorar la toma de decisiones?

Para abordar este tema lo primero, es saber qué es una decisión, según la Real Academia Española (RAE), se trata de: determinación, resolución que se toma o se da en una cosa dudosa.


Normalmente, cuando reflexionamos entorno a la toma de decisiones, pensamos en situaciones difíciles o momentos de alta complejidad, para este contexto: cancelar o no, una aproximación e iniciar un procedimiento de aproximación frustrada, asignar o no, un vector a una aeronave para que cambie el rumbo y así garantizar una separación de emergencia con otra aeronave, abortar o no, el despegue por una indicación en cabina y así encontrarán cientos de decisiones que se deben tomar. Pero se debe recalcar que nuestro cerebro empieza a tomar decisiones en el momento que nos levantamos de la cama por la mañana. Se trata de un proceso básico ampliamente conservado desde el desarrollo evolutivo del cerebro, como lo ha afirmado el Dr. Diego Redolar profesor de neurociencia e investigador del Cognitive NeuroLab de la Universitat Oberta de Catalunya.

Así entonces, la toma de decisiones obedece a los aprendizajes previos, por ejemplo: tomar una decisión sencilla como elegir entre un desayuno con frutas o un desayuno rico en grasas, o para este contexto decisiones complejas como asignar una velocidad de aproximación a una aeronave para garantizar la separación longitudinal con otra; son decisiones que se deben a los procesos de aprendizaje que una persona ha recibido previamente y para las cuales a través sus recuerdos en un proceso cerebral se reúnen con el fin de afinar un criterio para finalmente tomar una decisión.

Si en las decisiones intervienen los aprendizajes previos que se han almacenado en la memoria, es importante resaltar que la memoria es un concepto que siempre estará ligado al aprendizaje, se trata de un proceso mediante el cual el conocimiento se adquiere, se almacena, y después se recupera. La memoria consta de estas tres fases:

La codificación
El almacenamiento
La recuperación

Para comprender mejor la relación que hay entre memoria, aprendizaje y toma de decisiones tomaremos como referentes a los Psicólogos Atkinson y Shiffrin quienes propusieron:
El sistema de memoria sensitiva, encargada de procesar estímulos como (visión, olfativo, táctil etc.).
Sistema de memoria a corto plazo, que guarda información relevante para el momento presente.
Sistema de memoria a largo plazo, dividida en memoria declarativa y procedimental, la memoria declarativa es llamada también memoria explícita tiene que ver con recuerdos conscientes sobre personas, lugares, objetos y acontecimientos; esta memoria está subdividida en episódica y semántica, la primera recuerda fechas, episodios en un tiempo y lugar determinado y la segunda almacena conocimiento sobre el lenguaje y el mundo en general; Y la memoria procedimental considerada también implícita, es la parte de la memoria que participa en el recuerdo de las habilidades motoras y ejecutivas necesarias para realizar una tarea.


Estos sistemas (memoria sensitiva, a corto plazo, y a largo plazo) son etapas sucesivas del procesamiento de la información, la cual una vez llega a la memoria a largo plazo, se puede recuperar y utilizar; sin embargo, durante todo el proceso existe un flujo permanente de información entre cada una de las etapas.

Desde el punto de vista fisiológico, la memoria no depende de la función de un único sitio del cerebro, sino de la interacción de varias regiones corticales, las cuales a su vez dependerán del tipo de memoria (implícita o explícita) o de la naturaleza de la información (visual, olfativa, lenguaje, hechos, lugares etc.) del que se trate. Quevedo (2018)

En conclusión, tomar una decisión se hace en su gran mayoría de forma inconsciente a través de la evocación de los recuerdos almacenados en la memoria sensitiva, a corto y largo plazo.

Por ejemplo: si un controlador de tránsito aéreo le dice a un piloto en vuelo:

– ¡Descienda de inmediato a nivel de vuelo 290! –

El piloto, una vez recibe la instrucción, la información es procesada en el sistema de memoria sensitiva ya que las palabras del controlador vienen acompañadas de una emoción y por tratarse de un estímulo externo es dicha memoria la que interviene, así mismo, la información “nivel 290” es un dato que se gestiona a través de la memoria a corto plazo y finalmente todos los movimientos sincronizados durante la acción que toma el piloto, se logran gracias a la evocación de recuerdos alojados en la memoria de largo plazo (implícita o explícita) producto de la instrucción y el entrenamiento previo para estos casos.


Finalmente, conocer estos procesos internos del cerebro, ayudan a tener conciencia sobre lo importante de llevar a cada encuentro pedagógico momentos llenos de estímulos positivos para que se alojen en un lugar especial de la memoria, de tal manera que el día que haya que tomar una decisión, se evoquen recuerdos y se tomen las mejores decisiones.

“No dejaremos de buscar la manera de mitigar el error humano en la aviación y al final siempre terminaremos buscando en el lugar más cercano y menos explorado, el cerebro humano”. –David Bernal R.-

Bibliografía:

Quevedo, M. (2018) El cerebro inconsciente, los automatismos de nuestra mente.

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