miércoles, 24 de enero de 2018

La presión de las controladoras de tránsito aéreo


Es una de las carreras más estresantes a nivel mundial y, en Chile, una de las profesiones con mayor cantidad de hombres. Aun así, en el Centro de Control de Santiago, el lugar más exigente y con más carga laboral del tránsito aéreo, algunas mujeres han aprendido a abrirse paso con esfuerzo, y practicando lo que ellas llaman el "autocuidado", un ejercicio que, declaran, sus compañeros están aprendiendo poco a poco.

martes, 23 de enero de 2018


Por Monserrat Miranda Arrau. Fotos: Macarena Pérez. 

Reportaje
El Mercurio

Hace tres años, exactamente a las cuatro de la tarde, Carmen Villarroel debió controlar dos aviones que salían de Santiago, con diez minutos de diferencia. Al despegar cada uno, ella anotó sus rutas en las franjas de progreso -unas barras pequeñas que sirven de apoyo a las rutas marcadas en la pantalla-. Minutos después, cuando el segundo avión -el más grande y rápido- empezó a alcanzar al primero, Carmen vio que había un error. 

En ese momento, el segundo avión sobrepasó al otro por la misma ruta.


-Lograron separarse, pero a una distancia mínima. Para mí fue un golpe tremendo, porque nunca me había pasado algo así.

Inmediatamente después del incidente, y como es rutinario, Carmen tuvo que salir de su turno, responder algunas preguntas y esperar los resultados de la investigación que se llevaría a cabo. 

Sin una respuesta, Carmen se fue a su casa, donde siguió repasando el día completo. Se despertó a las cinco de la mañana, y se dio cuenta. Vio las franjas en su cabeza con las rutas. No fue necesario esperar los resultados de la investigación. Al día siguiente, entró a la oficina de su jefe, y le avisó ella misma en qué se había equivocado.

-Fue un error que me dolió en lo más profundo. Me di cuenta de lo frágil que puede ser todo. Han pasado más de tres años y yo todavía no puedo olvidar ese día. 

Y es una procesión que estoy segura de que muchos llevamos en silencio, de alguna u otra manera -dice Carmen Villarroel (46), quien sigue trabajando en el Centro de Control de Santiago, el lugar a donde solo llegan los mejores controladores, por ser el que recibe más tráfico aéreo a nivel nacional (dos mil aviones cada día), donde Carmen vivió el primer y único incidente de su carrera.

Hoy Carmen dice que ese día aprendió también que los controladores necesitan contar con un apoyo psicológico capaz de tratarlos en el momento del incidente.

Para desconectarse de las preocupaciones del trabajo, ella prefiere hacer ejercicio cada vez que puede, como correr o bailar.

-A los controladores nos cuesta decir que estamos mal; que necesitamos tiempo libre. Hace falta un apoyo psicológico más concreto en situaciones como estas, porque verse envuelto en una situación así es terrible para un controlador.

En 2016, la consultora Human Search publicó una lista de las carreras más estresantes de Chile: la carrera de controlador de tránsito aéreo ocupó el primer puesto. Pocos saben realmente en qué consiste el trabajo de controlador aéreo, o por qué encabezó esta lista.

Pero el desconocimiento es el menor de los problemas que viven los controladores. La jornada laboral contrasta con las cifras de países como España y Estados Unidos. Mientras que allá suman 32 horas semanales, en Chile varían entre las 45 y 50 horas, con turnos de hasta 12 horas -de día o de noche-, de las cuales pasan al menos seis frente al radar. 

Todo el tiempo tienen que estar en completa concentración.

El año pasado, la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI) -dependiente de las Naciones Unidas- declaró la necesidad de regular la jornada laboral de los controladores de tránsito aéreo de Chile. 

Propuso una disminución de horas trabajadas, una medida que el Gobierno ya había aplicado en 2009, en el caso de los pilotos aéreos. 

Con el apoyo de la OACI, el Colegio de Controladores de Tránsito presentó al Gobierno un proyecto que busca reducir la carga laboral a 32 horas semanales. Hoy se encuentra en proceso de revisión en el Ministerio de Hacienda. De ser aprobado por el Senado, comenzaría a regir en 2020.

Pero con más controladores retirados que egresados, la modificación solo ayudaría a distribuir de manera distinta la misma jornada laboral. 

De las 12 horas actuales que tienen que cumplir en el Centro de Control, seis de ellas están sentados frente a un radar. Con la nueva legislación estarían controlando cinco horas y tendrían una hora de descanso. Según Jorge Caro, presidente del Colegio de Controladores de Tránsito Aéreo de Chile, esto sería así debido al déficit de controladores que existe actualmente.

-En Chile, se necesita al menos un 10 por ciento más de controladores para ayudar a reducir los altos niveles de fatiga y por ende, de estrés. Aunque creemos que con este proyecto se está dando un avance importante, aún hay mucho que hacer.

Entre 2011 y 2016, la tasa de deserción de la Escuela Técnica Aeronáutica ha sido de un 37%. En 2015, tras el paro de los controladores, se vieron cifras positivas: Postularon mil personas, en comparación a las 200 que lo hacían los años anteriores. Además egresó un 70% de los estudiantes. En 2018, en cambio, solo se matricularon 22 y se espera que al menos egrese la mitad.

Lorena Jara (44) ha sido controladora por más de 22 años. Llegó al Centro de Control en 2010, y admite que la carga laboral es significativamente más alta que en la torre de Antofagasta, donde trabajaba antes. 

Durante dos décadas, ha podido ver cómo estar en el lugar más exigente del control de tránsito nacional ha hecho más difícil la tarea de pasar tiempo de calidad con su hija de 16 años. 

Lorena cree que es necesario tener un apoyo psicólogo constante que los ayude a lidiar no solo con el estrés profesional, sino también con el personal.

-Nosotras somos más preventivas. Si yo no sé algo, lo pregunto, o si no me siento bien, lo digo. Pero esa prevención no es suficiente. Yo no solo tengo la preocupación de mi trabajo, también tengo una hija que no siempre entiende por qué siempre estoy tan cansada o  que no puedo acompañarla a un lugar luego de un turno de noche. En ese sentido, se necesita un apoyo psicológico permanente, no solo una vez al año.

Aun cuando la fatiga laboral y el estrés acumulado que actualmente afecta a los controladores han sido temas de preocupación por parte de las Naciones Unidas, la normativa aeronáutica solo obliga a someterse una vez cada dos años a un chequeo psicológico, en caso de tener menos de 40 años, y a los que sobrepasan esa edad, una vez al año. 

Érika Ly Bustios, psicóloga del Centro de Medicina Aeroespacial del Hospital FACh (MAE), ha visto cómo algunos han subido de peso, desarrollan bruxismo, fuman el doble, se vuelven más irritables o son derivados al psiquiatra para ser medicados.

-Sus estímulos son demasiados y eso genera un estrés más fuerte de lo normal. No pueden equivocarse, y es muy probable que lo hagan si sus niveles de atención se ven reducidos por cansancio o factores personales, sobre todo en los turnos de noche.

Según la Asociación Americana de Psicología de Estados Unidos, las mujeres están mejor preparadas para enfrentar el estrés gracias a la conexión emocional que establecen con otros. Aun así, son más propensas a desarrollar dolores de cabeza, desánimo y dolores estomacales en situaciones de tensión. Aunque en Chile no existen investigaciones de género respecto del trabajo de los controladores, Pedro Acuña, quien antes fue controlador  y ahora se desempeña como psicólogo y presidente del Colegio de Psicólogos de Chile, dice:

-Las mujeres controladoras, en general, se preparan más que los hombres, porque saben que tienen que ganarse un espacio masculinizado. Se actualizan todo el tiempo en términos de conocimiento. Quieren hacerlo bien y, al intentar no cometer ningún error, acumulan un estrés mucho mayor que sus compañeros.

Daniela Collao (37), controladora hace más de 14 años, ocho de los cuales ha trabajado en el Centro de Control, está convencida de que pese a que el estrés puede ayudar a estar alerta -algo necesario en este trabajo, según los psicólogos-, es importante saber cuándo parar. Ella lo llama: el "autocuidado".

-Es imposible separar lo personal de lo profesional. En general, yo creo que las mujeres tenemos mayor facilidad para decir abiertamente que necesitamos descansar. Eso es algo que los hombres están aprendiendo de a poco, porque en las generaciones más antiguas, era súper castigado hablar de las emociones.

Daniela también es madre de una niña de cuatro años, y reconoce los beneficios de no tener que explicarle a su esposo, también controlador, por qué ha estado más irritable de lo normal o en qué consiste su trabajo. 

Asegura que para ella, como para casi todas sus compañeras, es necesario encontrar válvulas de escape, como el ejercicio. En los pocos tiempos libres que tiene, Daniela hace pilates o yoga.

-Hay colegas que tienen mil cosas que hacer aparte del trabajo. Los hombres, por lo general, solo tienen la preocupación del trabajo. En ese sentido, la pega es doble, y también el estrés.

Hoy, Andrea Barrueto (36), controladora de tránsito aéreo hace 14 años, debe probar que está capacitada para ser parte del lugar más exigente del control de tránsito aéreo en Chile. Antes de llegar al Centro de control, en mayo de 2017, Andrea estuvo en la torre Cerrillos hasta el año de su cierre, en 2006. 

Al igual que la mayoría de los controladores que trabajan ahí, Andrea fue reubicada en el aeropuerto Arturo Merino Benítez por otros once años. Hoy, está en un proceso de capacitación para integrarse al Centro de Control de Santiago: etapa que puede durar entre tres y ocho meses, y que consiste en controlar en tiempo real y con radares reales, el tráfico aéreo de todo país.

Esta tarde es la última evaluación de Andrea antes de presentarse frente una comisión para saber si será parte o no del Centro de Control.

Ahora, después de 40 minutos controlando la zona Eco (un área donde confluyen todos los aviones que entran y salen de Santiago), Andrea toma un descanso. Mientras intenta bajar su nivel de adrenalina, repasa todo lo que había hecho durante la mañana. A las dos de la tarde, después de una hora de descanso, Andrea realizara la última parte de su pre-examen y controlará nuevamente la zona Eco.

Una hora y media, al terminar su turno, Andrea recibe la noticia que tanto había esperado: el equipo que la acompañó durante todo el año aprobó su desempeño.

Todavía falta una etapa. Andrea debe presentarse ante la comisión de la Dirección de Aeródromos y Servicios Aeronáuticos (DASA). De ser aprobada, Andrea se convertirá en la decimo tercera mujer en formar parte del Centro de Control de Santiago.

-Tengo que probar que estoy lista para controlar sola. Es un trabajo difícil. Apenas uno sale a descanso, viene todo: el dolor de estómago, los nervios. Pero cuando uno está frente al radar, todo eso se olvida. 

Según las autoridades en Chile, se necesita al menos un 10 por ciento más de controladores para ayudar a reducir los altos niveles de fatiga y por ende, de estrés.

Según el psicólogo Pedro Acuña,"las mujeres en esta área, en general, se preparan más que los hombres, porque tienen que ganarse un espacio".

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