lunes, 15 de febrero de 2021

EXPLORACIÓN ESPACIAL

Extraer recursos minerales en asteroides es otro proyecto de la carrera espacial 2020- 2030.


En la exploración del universo con telescopios se está haciendo uso de la nueva generación de instrumentos para observar diferentes objetos. Foto: Nasa

Por: Santiago Vargas 
14 de diciembre 2019

Después de que se cumplieran cincuenta años del que aún es el acontecimiento más relevante en la exploración del ser humano en el espacio –la llegada a la Luna el 20 de julio de 1969– los esfuerzos continúan para seguir profundizando en el conocimiento de nuestro entorno cósmico, y en develar algunos de los misterios del universo que nos generan gran curiosidad.

Hoy la exploración del espacio tiene nuevos objetivos. Muchos de ellos tienen repercusión directa sobre áreas que antes no eran prioridad y que afectan lo que sucede aquí abajo en la Tierra. 

El crecimiento económico, la cooperación internacional, la innovación e incluso la protección de nuestro planeta son temas de gran relevancia en el contexto actual y que hace medio siglo pasaban casi desapercibidos, encubiertos por la demostración de supremacía de las grandes potencias en la conquista del espacio.

De la exploración desarrollada en el pasado como un proyecto individual de naciones, estamos experimentando una visión más colaborativa que, aunque en ocasiones se hace a un ritmo más lento, puede asegurar la sostenibilidad de los esfuerzos a largo plazo.

También hay nuevos ingredientes: uno de ellos es la incorporación de empresas privadas en los temas del espacio, lo que muchos denominan la segunda carrera espacial, desde el lado comercial. La competencia se da ahora entre grandes empresas que trabajan a todo ritmo para ganar terreno en temas como el turismo espacial o la extracción de recursos minerales de algunos cuerpos celestes.

Centrándonos en la exploración del espacio que tendrá lugar en la próxima década, las líneas de acción principales pueden resumirse en dos. Por una parte, la exploración del universo con telescopios, haciendo uso de la nueva generación de instrumentos para observar diferentes objetos. Por otra, la consolidación de la exploración física del espacio con misiones robóticas no tripuladas y viajes espaciales de seres humanos. Exploración marciana

Marte seguirá siendo el principal objetivo de la exploración planetaria. Varias misiones profundizarán el estudio del planeta rojo. Se destaca la misión ExoMars –que ahora lleva por nombre Rosalind Franklin, en honor a la científica que hizo grandes aportes al entendimiento de la estructura del ADN–, liderada por la Agencia Espacial Europea (ESA) y la Agencia Espacial Federal Rusa (Roscosmos). 

El objetivo principal del vehículo que durante siete meses recorrerá la superficie marciana será buscar signos de antigua vida en el planeta. Por su parte, la Nasa contará con la misión Mars 2020 con objetivos similares relacionados con la habitabilidad de Marte en el pasado. Podría recoger muestras, y el vehículo tendrá apoyo de un helicóptero tipo dron.

Este nuevo ‘boom’ de exploración marciana se completará con proyectos de China (Mars Global Remote Sensing Orbiter y el pequeño vehículo de exploración HX-1; para estudiar el ambiente marciano), India (Mars Orbiter Mission 2, también llamada Mangalyaan 2; que entrará en órbita marciana apropiada para observaciones) y Emiratos Árabes Unidos (Hope Mars Mission, la primera misión a Marte de un país árabe, que estudiará su atmósfera para investigar el clima en diversas partes del planeta y en diferentes épocas del año). Los gigantes gaseosos

Debido a su compleja estructura, y a sus variados sistemas de lunas que aún generan interrogantes, los planetas gaseosos seguirán siendo fuente de exploración en los próximos años. La misión JUpiter ICy moons Explorer (Juice), desarrollada por la ESA, se dedicará a investigar tres de las cuatro llamadas lunas galileanas. 

Ganimedes, Calisto y Europa tendrán el foco de atención dadas las posibilidades de que alberguen agua líquida debajo de su superficie, con las consecuencias que esto tendría para aumentar las posibilidades de habitabilidad. La misión Europa Clipper, de la Nasa, tiene como objetivo estudiar la posible existencia de ese océano bajo la superficie congelada de la luna Europa, a partir de sobrevuelos alrededor del planeta más grande de nuestro sistema solar. El Sol

Los análisis de las observaciones del satélite Solar Parker que ya se encuentra muy cerca del Sol, y la misión Solar Orbiter que el próximo año viajará hacia él, nos ayudarán a entender mejor el comportamiento del Sol y su heliosfera, relacionado con el clima espacial, de vital importancia para planear futuras misiones espaciales. Minería espacial

En los próximos años la extracción de recursos minerales en asteroides pasará de ser exclusiva de la ciencia ficción para convertirse en lucrativo negocio para algunas empresas. Se abrirán nuevas perspectivas para la colonización futura del espacio, que, de otra forma, sin el uso de recursos minerales para construir bases espaciales, se tornaría casi imposible. 

Se busca, por ejemplo, extraer y procesar agua congelada y elementos como el carbono para producir propelentes y químicos esenciales para el sostenimiento de la vida. Hierro, cobalto y níquel serán de gran utilidad para la construcción y mantenimiento sostenible en el espacio, y otros como el rutenio, osmio, rodio, paladio, iridio y platino, ideales para el desarrollo de nuevos materiales y uso en avances tecnológicos en nuestro planeta. 

Un asteroide como el 2011UW158, que en el 2014 pasó cerca de la Tierra, contiene gran cantidad de platino y otros materiales valiosos, cuya equivalencia se estima en más de cinco billones de dólares.

La nueva fiebre del “oro” espacial tiene ya una ley en Estados Unidos, aprobada por el presidente Barack Obama a finales del 2016 y conocida como Ley del Espacio, que autoriza por primera vez en la historia el uso comercial de los objetos recogidos en cuerpos celestes, como los asteroides o la Luna.

Las empresas Deep Space Industries y Planetary Resources contarán con satélites de prospección (Dragonfly y Arkyd Series 300, respectivamente) que de manera similar a los que se usan para la Tierra harán modelamiento geofísico, reconocimiento magnético y gravitacional de asteroides.

El camino ya está siendo abonado. La misión japonesa Hayabusa 2 –secuela de Hayabusa, que trajo muestras de un asteroide en el 2010– se encuentra de regreso a la Tierra después de visitar el asteroide Ryugu, para profundizar en el contexto geológico de las muestras recolectadas. 

Por el lado norteamericano, la misión Osiris-REx obtendrá muestras del asteroide 101955 Bennu, que ya tiene en la mira, para traerlas de vuelta a la Tierra en el año 2023 y someterlas a un exhaustivo análisis que pueda dar información sobre los orígenes del sistema solar y nuevos avances en los métodos de extracción de los potenciales recursos que estos cuerpos albergan.

En los próximos años la extracción de recursos minerales en asteroides pasará de ser exclusiva de la ciencia ficción para convertirse en un lucrativo negocio para algunas empresas

Después de más de 400 años, el telescopio sigue siendo una de las principales herramientas para responder los actuales interrogantes sobre el cosmos. Varias investigaciones se apoyarán en las observaciones que se realizarán con la próxima generación de este instrumento. Entre los más esperados está el que reemplazará al Telescopio Hubble, y que lleva por nombre James Webb Space Telescope (JWST), que alcanzará a ver objetivos muy distantes en el universo.

Para estudiar planetas extrasolares se destaca el futuro telescopio Cheops, que entrará en órbita a 700 kilómetros de la Tierra a mediados de la próxima década. El telescopio Plato, por su parte, tendrá la misión particular de descubrir planetas similares a la Tierra, alrededor de estrellas como nuestro Sol, que se encuentren en la llamada zona de habitabilidad, donde las posibilidades de agua líquida son mayores. Para ello deberá analizar hasta un millón de estrellas en búsqueda del paso de esos planetas frente a ellas, método conocido como tránsito planetario.El ser humano en el espacio

El mayor desafío en la exploración del espacio sigue siendo el relacionado con llevar humanos en misiones tripuladas a sitios cada vez más remotos. Estas misiones serán cada vez más comunes para llevar astronautas a la Estación Espacial Internacional, gracias a la entrada de empresas privadas como Space X y Boeing. Cada compañía ha sido contratada por la Nasa para llevar a cabo seis vuelos tripulados cada una entre el 2019 y el 2024.

Los planes para regresar a la Luna son parte del menú en los próximos años. Se espera con el programa Artemisa –de la Nasa, junto con empresas comerciales y socios internacionales– llevar a la primera mujer a la superficie lunar en el 2024. El nuevo sistema de lanzamiento que está en desarrollo, el Space Launch System (SLS), sería el encargado de lograr esta hazaña, con nuevos objetivos científicos para ir preparando la idea de una presencia más prolongada y sostenible en la Luna.Turismo espacial

Para empresas del sector, y las propias agencias espaciales, el turismo espacial será una forma de financiar sus iniciativas científicas y de desarrollo tecnológico. Hace poco Roscosmos anunció sus planes para construir un nuevo módulo en la Estación Espacial Internacional que estaría acondicionado como hotel espacial de lujo. 

Según anunciaron, el precio de la estancia será de 40 millones de dólares por dos semanas, ampliables a un mes, y con la posibilidad adicional de realizar un paseo espacial por otros 20 millones de dólares.

Frente a nosotros se presenta un panorama de grandes proyectos que representarán un importante avance en el conocimiento y entendimiento del universo. Aunque es claro que también tendrán efectos colaterales en el desarrollo económico y social de la sociedad.

Santiago Vargas Domínguez es doctor en Astrofísica, coordinador de investigación del Observatorio Astronómico de la Universidad Nacional de Colombia

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