La regla de las 5 horas

“La regla de las 5 horas” que se defiende permite obtener tiempo que se regala a uno mismo, para formarse y así poder mejorar.

El razonamiento consiste en invertir cada día lectivo de al menos 01 hora para poder realizar alguna actividad de aprendizaje, de ser posible a primera hora del día, cuando se tiene la mente más despejada. De este modo invertiremos un total de 5 horas a la semana. En lo personal, ocupo las horas de la noche para poder leer y meditar. 

Todo vale, desde libros a podcast o artículos de revistas. Según explican, el primero que implementó esta regla fue Benjamin Franklin, que fue quien la bautizó de esta manera y cuyas enseñanzas han seguido hombres de negocios como Bill Gates o el director de Tesla. 

En este método resulta muy importante la constancia y la motivación para reservar cada día, en cierto tiempo para mejorar personalmente y al mismo tiempo encontrar soluciones y alternativas a los problemas cotidianos gracias a las nuevas ideas aprendidas.

La constancia resulta fundamental - © Instagram: @elonmuskk

¿En qué consiste?

Para llevar a cabo la regla de las 5 horas y no desistir hay ciertos puntos clave que señala que deben seguirse: establecimiento de metas, lectura, reflexión y poner en práctica. 

En primer lugar, indica lo que todos los emprendedores que defienden: un objetivo sin un plan es solo un deseo. Por eso resulta tan importante tener una planificación de lo que se quiere aprender.

En cuanto a la lectura, puede ser un libro o bien Internet hoy ofrece una infinidad de posibilidades de articulos y video a explorar. Lo impotante es dejar de lado el celular por una hora y prestar la máxima atención a lo que estás estudiando. 

Como si se tratase de la preparación de un examen final, no se busca solo leer, sino que de comprender, razonar y reflexionar sobre ello. Una buena técnica sería apuntar las dudas para después intentar encontrar la respuesta. 

Todo este método puede resultar muy interesante, pero si no se pone en práctica no servirá de nada, de ahí que la regla debe animar a experimentar con el propósito de aprender de los propios errores.