El vapor de agua, que es invisible y está presente en la atmósfera, se vé condensado o sublimado después de pasar por las turbinas calientes de los aviones e ingresar de nuevo a la atmósfera, la cual se encuentra a temperaturas muy frías de hasta -57 °C.
Todo este proceso se vé potenciado por la reacción de los hidrocarburos "quemados" arrojados por la aeronave, los cuales al interactuar con el aire, se convierten en dióxido de carbono y agua.
El resultado final es una larga e impresionante estela conformada por pequeñas gotas de agua y cristales de hielo que se aprecia como un chorro que puede ser visto desde muy lejos y que, según los vientos presentes, puede desvanecerse rápidamente o permanecer por largo tiempo.
Las teorías conspiracionistas actuales, hablan de que no todas las estelas de condensación son producto del fenómeno explicado, sino más bien de productos químicos que son rociados sobre la población con propósitos cuestionables. A estas últimas se les llama "Quimioestelas" o "Chemtrials".
Si bien es cierto la Comunidad científica es escéptica sobre la existencia de estas últimas, los conspiracionistas esgrimen una serie de razónes para su justificación. Entre ellas las más importantes son la poca existencia de estos fenómenos antes de los años 90, la forma y el tiempo de permanencia en la atmósfera y especialmente la presencia de calimas residuales (partículas en suspensión) a baja altitud.
En todo caso, las estelas de condensación pueden ser un fenómeno atmosférico natural detonado por la interacción con los motores y no debe ser confundido con la dispersión de sustancias químicas con fines reconocidos como la fumigación, el sembrado de nubes (Yoduro de plata) y exhibiciones aéreas.
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