El error humano es una de las principales causas de accidentes en la aviación. Aunque es imposible eliminar completamente el error humano, existen medidas para minimizar su ocurrencia. La formación y el entrenamiento continuo son fundamentales para los pilotos, quienes deben pasar por simuladores de vuelo cada año, practicando diferentes situaciones y emergencias.
Los procedimientos están basados en las características del avión, en el trabajo previamente realizado por pilotos de prueba, en la experiencia ganada en el sector aeronáutico a lo largo de los años, etc. Además, se utilizan automatismos para reducir la fatiga de los pilotos y permitirles prestar más atención a otros aspectos del vuelo.
Por ejemplo, el piloto automático ayuda a mantener una velocidad, una altitud y un rumbo, lo que reduce la posibilidad del fallo humano. También se han desarrollado modelos de pensamiento y acción tendientes a reducir la probabilidad de ocurrencia del error y mitigar sus consecuencias.
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