Por Carlos López
La aviación civil es una fuerza poderosa para el progreso en nuestra sociedad mundial moderna. Un sistema de transporte aéreo robusto y creciente crea y mantiene millones de puestos de trabajo en todo el mundo. Forma parte de la supervivencia económica de muchos países. Es un catalizador de los viajes y el turismo, la principal actividad económica en todo el mundo. Más allá de los aspectos económicos, el transporte aéreo enriquece el tejido social y cultural de la sociedad y contribuye al logro de la paz y la prosperidad en todo el mundo.
Durante las 24 horas, los 365 días del año, un avión despega o aterriza segundo a segundo en algún lugar de la Tierra. Cada uno de esos vuelos recibe un trato único y uniforme, ya sea del control del tránsito aéreo, las autoridades de los aeropuertos o los pilotos al mando de las aeronaves. Detrás de ese escenario, millones de empleados participan en la fabricación, mantenimiento y control de los productos y servicios necesarios en ese ciclo de vuelos sin fin. De hecho, la aviación moderna es uno de los sistemas de interacción entre seres humanos y máquinas más complejo que se haya creado.
Esa precisión de mecanismo de relojería en los procedimientos y sistemas es posible gracias a la existencia de normas aceptadas universalmente conocidas como Normas y métodos recomendados, o SARPS. Los SARPS comprenden todos los aspectos técnicos y operacionales de la aviación civil internacional, como la seguridad operacional, las licencias del personal, las operaciones de aeronave, los aeródromos, los servicios de tránsito aéreo, la investigación de accidentes y el medio ambiente. Sin SARPS, nuestro sistema de aviación sería, en el mejor de los casos, caótico y, en el peor, inseguro.
Fuente:http://www.icao.int/icao/en/anb/mais/spindex.html
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