Las fases más críticas del vuelo son el despegue y el aterrizaje. En estas etapas la aeronave se encuentra volando cerca de lo que se conoce como velocidad de perdida (velocidad por debajo de la cual le sería imposible volar) y consecuentemente tiene un elevado ángulo de ataque (actitud).
La pérdida de potencia durante el despegue es una de las situaciones más temidas por cualquier piloto, así como también las corrientes de aire indeseadas durante el aterrizaje. En cualquiera de estas situaciones la disponibilidad de velocidad es restringida y eleva el riesgo en este tipo de maniobras.
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