Un motor a reacción, también conocido como turborreactor, es un tipo de motor de combustión interna que genera empuje expulsando gases a alta velocidad. Su principio de funcionamiento se basa en la tercera ley de Newton: "Para cada acción, hay una reacción igual y opuesta". A continuación, se describe el funcionamiento básico de un motor a reacción:
Entrada de aire: El aire es aspirado por la parte frontal del motor a través de una entrada o admisión.
Compresión: El aire aspirado pasa a través de un compresor, que generalmente consiste en varias etapas de rotores y estatores. Los rotores giran y comprimen el aire, aumentando su presión y temperatura.
Combustión: El aire comprimido se mezcla con combustible (habitualmente queroseno) en la cámara de combustión. La mezcla se inflama mediante inyectores y se quema, generando gases calientes a alta presión.
Expansión y aceleración: Los gases calientes y presurizados se expanden rápidamente y pasan a través de una turbina. La turbina extrae parte de la energía de estos gases para hacer girar el compresor mencionado anteriormente.
Escape: Los gases restantes son expulsados por la tobera de escape a muy alta velocidad. Este flujo de gases genera el empuje necesario para propulsar el avión hacia adelante.
El ciclo completo de funcionamiento puede dividirse en las siguientes etapas: aspiración, compresión, combustión, expansión y escape. Cada una de estas etapas se repite continuamente mientras el motor está en funcionamiento.
Los motores a reacción son altamente eficientes a altas velocidades y altitudes, lo que los hace ideales para la propulsión de aviones comerciales y militares.
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